miércoles, 30 de septiembre de 2015

CUANDO DEJAS DE INTENTARLO

Aquel sueño que tenías, aquella meta en la vida, cuando te rindes, cuando dejas de intentar conseguirlo, queda un vacío, se apaga una llama, y te sientes débil. Muchos se olvidan de sus sueños porque parecen inalcanzables, esto lleva a crear vacíos de frustración, se apaga su ser, y se debilita como un ave sin alas para volar. Mas cuando luchas por quien quieres ser, el sólo hecho que luches y perseveres en ello, determina en gran medida el resultado final. La mente débil desiste, la actitud optimista triunfa. Una derrota se convierte en derrota cuando conlleva inacción ante el incumplimiento de la meta. Un triunfo no está exento de caídas, pero conlleva una acción de: levantarse, enfocarse nuevamente, luchar y perseverar hasta conseguirlo. En dejar de intentarlo esta la derrota, no en caer. El ser humano cae, porque necesita de Dios... 

Dos factores de desánimo son los que se deben exterminar: 

(1) Factor interno: "pensar que no puedo", es verdad, por ti mismo no puedes, pero en Dios todo lo puedes. Dios da las fuerzas, la esperanza, y la promesa bíblica dice que todo lo que pidas en oración, creyendo lo recibiréis. Primero someterse a la voluntad divina, para que Dios derribe todo prejuicio interno, toda debilidad humana, y toda barrera que te desanime.


Y (2) Factor externo: el "prejuicio de los demás", ya que muchos con sólo mirarte hablan, y hablan y pues siempre hablarán. Que el prejuicio externo no te corte las alas, porque la gente mal intencionada tratará de desanimarte, te dirán que no puedes, querrán ver frustrados tus sueños. Cuidado con esto porque contamina tu mente, te limita, te lanza al suelo en caída libre, pero no pierdas el tiempo enfrentándolos, sólo déjalos, deja que hablen, pero ora por ellos porque quizás están mas preocupados de los demás que olvidan sus problemas, sus luchas y sus sueños. Mejor cumple tus metas y tu triunfo los callará... 

Algo que he aprendido con el tiempo es a no compararme con nadie, a no ser mejor que nadie, mas bien que Jesús sea mi modelo a seguir y por quien debo mejorar cada día, y que la competencia no es con el compañero, sino conmigo mismo, con mi yo. Debo ser mejor, pero no mejor que nadie, sino ser la mejor versión de mi mismo. Puestos los ojos en Jesús es la clave. Mientras hayan necesidades y problemas, mientras hayan metas, habrá algo por lo cual luchar... También hay que aprender a alegrarse por los triunfos de los demás, que sea de inspiración para tu vida y algo muy importante, siempre podemos rescatar algo bueno de cada persona, en vez de juzgar y ver los defectos, hay que ver lo mejor de ellos y que sirva de motivación. 

Por último, como testimonio; en mi experiencia he visto muchos cambios, varios sueños realizados y quedan muchos por cumplir. No ha sido fácil, he caído muchas veces, pero sólo Dios es quien sostiene, quien levanta y te hace perseverar. De cada cosa se puede aprender, hasta de tus caídas, pero no olvides que nunca es tarde para volver a intentarlo y que no hay nada mas gratificante cuando te das cuenta que estás siendo lo que querías ser.

"Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas". 
                                          Josué 1:9

                  ¡¡¡Esfuérzate y sé muy valiente!!!

viernes, 31 de julio de 2015

TU VERDADERO VALOR

Cuando leemos y analizamos la parábola de la moneda perdida (Lucas 15:8-10) podemos extraer 3 enseñanzas importantes que nunca debiéramos olvidar:


                                    - "PARA DIOS TODOS VALEMOS Y SOMOS ÚTILES" -

Si cada persona que pasa en tu vida, o cada uno de tus amigos, conocidos y familiares tuvieran un valor monetario, pienso que habrían muchas personas que valdrían una moneda de $1, y muy pocas personas que valdrían un billete de $20.000, entonces me pregunto: ¿cuanto dinero tengo en mi poder? O mejor dicho, ¿qué valor le estoy dando a las personas que me rodean? Así es, el hombre le pone valor a las personas, mas para Dios todos valemos lo mismo, porque todos fuimos comprados con la misma sangre, la sangre de Cristo Jesús. El hombre discrimina el valor de las personas, juzga pensando en sus propias necesidades, quien me sirve o quien vale, mas para Dios TODOS valemos y somos útiles, para Dios todos tenemos el mismo precio. No te sientas que vales $1, o no te vayas al extremo pensando que estas sobre valorado y eres superior a los demás, no importa tu profesión, tu clase social, tu educación, tu dinero, ni nada, porque todos somos iguales.


                                 - "NO  MENOSPRECIES NI PIERDAS A NADIE" -

Ahora, si cada amigo fuera una moneda, y tienes una sola moneda en tu mano, y aquella moneda la gastas, o la guardas en una alcancía para utilizarla en el futuro,  o quizás la cambias por otra cosa mejor, o la pierdes, o te olvidas donde la dejaste, y ahora te pregunto: ¿que te queda? No tienes nada. ¿El valor de esa moneda cambió? ¿Quién fue el que cambió? Así es, las personas vienen y van, así como el dinero viene y va. Un día podemos tener muchos amigos, al otro día no, un día podemos tener mucho dinero, al tiempo podemos estar empobrecidos. Muchas veces cometemos con frecuencia este error, perder aquello que teníamos. "No se trata de tener mucho dinero y utilizarlo (perderlo), sino de tener lo necesario y mantenerlo en nuestra vida". No se trata de usar a tus amigos, cambiarlos por otros "mejores" o de "mas valor", o dejarlos a un lado para utilizarlos cuando los necesites, sino de darles el valor que merecen, preocuparte por ellos genuinamente sin pedir nada a cambio. Por mas que indiquemos categorías o valores en las personas, Dios nos invita a no menospreciar a nadie, a incluir a todos, a buscar al necesitado y perdido, sin apuntarlo con el dedo, sin apuñalarlo por la espalda, sino con amor traerlo de vuelta a los pies de Cristo. Perdemos personas en nuestra vida por nuestra incongruencia de carácter, por nuestro orgullo y por nuestras diversas debilidades, pero también podemos ganar valiosas personas para la gloria del Padre, con tan solo un gesto, un saludo, y mas allá de eso preocupándonos por sus reales necesidades, no sólo físicas, mentales y sociales, sino también y con mas fuerza en lo espiritual, dando un testimonio de vida, el ejemplo de Jesús compasivo y restaurador del caído.


- VALES MUCHO MAS DE LO QUE CREES - 

Si todos al nacer tenemos el mismo valor como persona, claro, todos fuimos creados por el mismo Dios, pero en la vida ocurren sucesos que no esperábamos, vienen tormentas y problemas, la gente nos hace daño y quedamos por el suelo, te pregunto, ¿el valor que tenías de ti mismo cambió? Así es, muchas veces para el hombre el valor que tiene de si mismo cambia, se mira en menos, se humilla y se  deja de estimar, pero Dios puede tomar la moneda desgastada y ponerla en fuego (prueba de fe) y hacer que brille nuevamente. Porque después de cada tormenta, si permites que Dios tome el timón, las aguas cesarán, el mar se aquietará y el viento callará. Dios puede hacer el milagro de encontrar aquella moneda que estaba perdida en el desierto, puede devolverle aquel valor que perdió un día, darle esa dignidad y reputación que le quitaron y puede decirle al mundo: yo di mi vida entera por aquella persona, lo saqué de lo mas profundo del pozo, lo limpié de su pecado, lo puse en un lugar seguro, junto a corrientes de agua viva, y lo restauré para que tenga vida en abundancia, para que more por la eternidad conmigo, porque yo no hago errores, porque para mi aquel que el mundo rechaza, a ese vine a buscar. Dios te dice hoy: así como yo lo restauré, lo puedo hacer por ti también. ¿Deseas ser una nueva criatura en Cristo, dejar todo tu pasado y todos errores atrás, comenzar un nuevo camino tomados de la mano de Jesús? Amén, que así sea, y que Dios te Bendiga Grandemente por esta decisión de vida.

"Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento". (Lucas 15:7).

domingo, 25 de enero de 2015

CUANDO PIERDES EL HORIZONTE

A veces perdemos el sentido a nuestra vida, nos desviamos y alejamos de la presencia de Dios. Nos sentimos sin ganas de nada, frustrados por lo que no salió bien o por lo que nunca hicimos pudiendo haberlo hecho. Nos sentimos solos e incomprendidos en nuestros problemas, encerrados en una burbuja de la cuál pareciera no tener salida. Agobiados por el quehacer, preocupados por el decidir, entregados ante las adversidades de este mundo. Y eso no es todo, estando en esta condición, habrán personas que contribuirán, que querrán destruirte, hacerte daño y verte fracasado. Te criticarán sin conocerte, te apuntarán con el dedo y otros hasta te despreciarán. Y es aquí cuando nos desesperamos, perdemos la paciencia, nos airamos o entramos en un estado que yo considero una "tormenta existencial", dónde pareciera que toda nuestra vida es confusa e irremediable, dónde pensamos en bajar los brazos, desistir, y rendirnos ante las circunstancias. Estados de depresión y no de paz vienen, pensamientos negativos entran en la mente y queremos dejar de existir. Es aquí cuando "tocamos fondo", y nos acordamos de quién siempre estuvo allí. Quien no nos soltó de la mano en ningún momento, por mas terrible que haya sido la tormenta. ¡JESÚS SIEMPRE ESTUVO CONTIGO! y ante la adversidad, no pedimos su ayuda en el momento. Y es que como seres humanos, a veces nos acordamos a última hora de quién es nuestra ÚNICA salida... Pero misericordioso es nuestro Dios, que siendo desobedientes e infieles, él como buen pastor, va en rescate de aquella oveja que sufrió, que se sintió sola y desesperada y la trae a su rebaño, donde podrá tener el mejor bienestar, y es en los brazos del salvador, en los brazos de Cristo Jesús. Ahora, la esperanza llena nuestro ser, y las cosas que pasaron, ya pasaron. Miramos nuevamente el horizonte, descubrimos el camino y caminamos tranquilamente con el Salvador... 
Recuerda: Después de la tormenta SIEMPRE, viene la calma. Todo lo ocurrido en tu vida tiene propósito y a veces es necesario pasar tiempos malos, para que al final podamos confiar en Dios y estar en sus caminos. Aún estas a tiempo, ¡NUNCA ES TARDE PARA VOLVER A EMPEZAR! 

"Porque El inflige dolor, pero da alivio; El hiere, pero sus manos también sanan" (Job 5:18).