jueves, 18 de agosto de 2016

Mr. YouTube: determinación e innovación para llegar a la cima.

Miles de deportistas de todo el mundo se reúnen cada 4 años para participar de los Juegos Olímpicos. Esto conlleva una preparación de toda la vida, indudable sacrificio y perseverancia. Para los deportistas, el sólo hecho de llegar a esta instancia ya es un gran logro y meta en la vida. Actualmente, en los JJ.OO de Río de Janeiro está un atleta que impresiona por su determinación y perseverancia para alcanzar el éxito: Julius Yego, apodado “Mr. YouTube”, es un lanzador de Jabalina y actual campeón del mundo en su disciplina. Conoce un poco de su historia y cómo pudo triunfar a pesar de las circunstancias adversas. 
Julius Yego Kiplagat, nació el 4 de enero de 1989, en Cheptonon, Kenia. Fue el cuarto de ocho hermanos de una familia de humildes granjeros. Desde muy joven ayudaba en la agricultura a su padre y en el cuidado de los animales, dónde en sus ratos libres elaboraba varas de madera que lanzaba para entretenerse.
Tras haber fracasado en la prueba de atletismo de 10.000 metros, Julius no se dio por vencido y decidió entrenar poco a poco el lanzamiento de la jabalina, logrando una marca de 64 metros, cerca del récord nacional el cual era de 67,43. Una problemática era que no había entrenadores de jabalina en su país, por lo cual tuvo que improvisar y recurrir a videos de YouTube de Andreas Thorkildsen, un experimentado en el área, entre otros para poder perfeccionar su técnica, esto lo llevaría a ser apodado como “Mr. YouTube”. El 2008 ganó su primer título nacional, el cuál defendió dos años más. En 2010 participó del campeonato africano de atletismo en dónde ocupó el tercer puesto. Estos logros no fueron los únicos, ya que esto sólo era el comienzo de una formidable carrera.
En 2011 ocupó el primer lugar para Kenia en los juegos panafricanos. Este triunfo le permitió ser becado por 6 meses para entrenar en Finlandia, Europa. En 2012 debido a su buen rendimiento clasificó a los juegos olímpicos de Londres siendo el primer Keniano en la historia en participar de magno evento. En Londres pudo llegar a la final, codeándose con aquellos atletas que analizaba en los cyber cafés con gran admiración. Finalmente queda en el lugar décimo segundo con una marca de 77,15 metros.
Durante el 2013 participó del campeonato mundial de Moscú, donde tuvo una notable actuación, quedando en cuarto lugar, con un lanzamiento de 85,40 metros y estuvo a punto de obtener el bronce. En 2014 obtuvo la medalla dorada en los juegos de la Mancomunidad de Glasgow. Días más tarde ganó el campeonato africano. Pero su primer título a nivel mundial sería el 2015 en Pekín, dónde con una marca de 92,72 metros se convertiría en la tercera mejor marca histórica del lanzamiento de la jabalina. Actualmente Julius llega a los JJ.OO en Río como favorito, y como actual campeón mundial.




No cabe duda que en la historia de vida de este joven deportista, se pueden obtener claros consejos para lograr el éxito. No es sólo el esfuerzo y la constancia en la preparación física y mental, también es la decisión de poder innovar ante las circunstancias adversas. No importa el lugar de origen, ni la carencia de oportunidades o herramientas para triunfar, siempre se puede innovar y cambiar ese escenario negativo para sobresalir y no quedarse en la mediocridad y las excusas baratas. La determinación de Julius debe ser imperante en la vida de toda persona que lucha el día a día. Donde la desmotivación arrastra, la frustración se hace cada vez más latente y la desesperanza ante los fracasos constantes produce que la persona no tenga ganas de seguir luchando. Pero cuando se tiene la fe en Dios, es algo sobrenatural que energiza el alma y se puede proyectar de mejor manera ante las adversidades. Dios dice en su escritura: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente, no temas, ni desmayes porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas” (Josué 1:1) y esta seguridad en Dios es la que se puede tener acceso sin restricción, porque el mayor de los fracasos ocurre cuando algo no se intenta. En perder el miedo al fracaso está el puntapié inicial para el éxito, además del esfuerzo humano, y la resistencia ante la negativa de otros, incluso de los más cercanos que no mirarán con buenos ojos la iniciativa de lograr cosas grandes. La seguridad de que Dios guía la vida y dirige el camino al éxito debe ser lo primordial, porque sin Dios nada del talento y la habilidad adquirida tiene sentido, porque es gracias a él que hay vida. Quizás exista agotamiento de intentarlo una y otra vez, pero hay un rayo de luz en la expresión: “Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles. Decid a los de corazón apocado: esforzaos, no temáis: he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago. Dios mismo vendrá, y os salvará” (Isaías 35:3-4). Por tanto, hay que luchar con seguridad, con confianza en Dios, y con fe: esto es confiando que se recibirá la recompensa, corriendo la carrera con la certeza de alcanzar la meta (1 Corintios 9:24-27; Hebreos 11:1).

Julius Yego, luchó como muy pocos lo hacen y logran llegar a la cima. Esta semana estará participando en los JJ.OO y si bien ha logrado muchos trofeos y reconocimientos, el seguirá luchando por esa medalla de oro la cuál es su recompensa final. Así también el hombre puede obtener la recompensa final que es la vida eterna. Buscando el reino de Dios y su justicia (Mateo 6:33), y todo lo demás viene por añadidura. Entonces la clave está en buscar a Dios de todo corazón (Jeremías 29:13), quien luego dará fuerzas, seguridad, confianza, aliento y puede levantar al atleta aunque hierra y esté caído,pero principalmente le da vida y vida en abundancia (Juan 10:10). Y es la vida eterna la meta final para cada persona, esa vida eterna en el creador de todas las cosas, quien amó al hombre y dio su vida entera (Juan 3:16) para que todos puedan gozar del gran premio que es estar junto al mejor entrenador, motivador y sustentador del hombre: Cristo Jesús.


No hay comentarios:

Publicar un comentario