Cuenta la historia de un general que resaltó por su
reputación y coraje en la Segunda Guerra Mundial, y también por la actitud que
tenía frente a sus soldados. Se mezclaba en tropas para alentar y darles ánimo.
En una ocasión el general avanza dónde un soldado que parecía estar desalentado
y abatido. El soldado se encontraba muy nervioso, y al ver esto, el general le
dice que se siente igual y que formen una dupla y que caminen un rato para que
les haga bien a ambos.
En ésta breve historia podemos ver lo que significa
demostrar simpatía por nuestro prójimo. El general escuchó empáticamente,
reveló sus sentimientos, y lo ayudó, caminando junto a él, pero sin sentir
pena, si no para apoyarse mutuamente.

Jesús, mostro simpatía y consolación con las personas que
sufrían, y no retrocedió frente al sufrimiento, visitaba a los enfermos, sanaba
al discapacitado, su corazón se conmovía al ver tanto sufrimiento.
Es necesario “ponerse en los zapatos del otro” para
comprender sus sentimientos o por lo que le está pasando. Compasión significa
“sufrir con” o “sufrir juntos”, significa entonces compartir el sufrimiento con
los involucrados y estar dispuestos a ayudarlos de alguna forma para que salgan
de su problema o dificultad.
La palabra compasión estaba muy relacionada con el
ministerio de Jesús, sintió compasión por personas que pasaban por momentos
angustiantes y de sufrimiento, un claro ejemplo es la de la viuda de Naín (Luc.
7:13). El ministerio de Cristo no fue simplemente de la mente, si no que
también del corazón. Al final murió en la cruz con el corazón quebrantado.
La Biblia asocia la palabra consuelo con Jesús y el Espíritu
Santo (1 Juan 2:1; Juan 14:16). Ambos son consoladores según el significado de
la palabra griega parákletos, que
deriva de pará, “junto” y Kletos, “alguien llamado”.
Paracleto es alguien que se acerca a nosotros y nos
acompaña. Así también Jesús a través del Espíritu Santo está con nosotros y
permanece en nosotros, promete en su palabra nunca dejarnos y desampararnos,
está dispuesto a darnos ánimo y consolarnos en momentos difíciles, él es
nuestro gran consolador y el único que
nos puede dar la paz que nuestra vida necesita.
El trabajo de Cristo en la tierra estuvo compuesto por
entrevistas personales. El daba un trato especial con cada alma. Muchas veces
nosotros nos sentimos incómodos al relacionarnos con las personas de una forma individual
para que nuestra verdadera identidad no sea mostrada. Pero Jesús quiere que
tengamos una relación cercana con la gente,
así como él la tuvo en la tierra. Elena de White nos dice que el mayor
de los trabajos misioneros es mediante un trabajo personal con las personas, al
visitar a la gente, conversar, orar y simpatizar con ella, ganaremos corazones.
Jesús, nuestro único modelo a imitar, en cuanto a la
compasión, empatía y simpatía que demostró en su ministerio. La clave para
lograr estas cualidades está en pasar tiempo en comunión con Jesús, la única
fuente que puede dar vida, esperanza y solución a los problemas de la vida de
cualquier persona que está dolida o en sufrimiento.
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