domingo, 25 de enero de 2015

CUANDO PIERDES EL HORIZONTE

A veces perdemos el sentido a nuestra vida, nos desviamos y alejamos de la presencia de Dios. Nos sentimos sin ganas de nada, frustrados por lo que no salió bien o por lo que nunca hicimos pudiendo haberlo hecho. Nos sentimos solos e incomprendidos en nuestros problemas, encerrados en una burbuja de la cuál pareciera no tener salida. Agobiados por el quehacer, preocupados por el decidir, entregados ante las adversidades de este mundo. Y eso no es todo, estando en esta condición, habrán personas que contribuirán, que querrán destruirte, hacerte daño y verte fracasado. Te criticarán sin conocerte, te apuntarán con el dedo y otros hasta te despreciarán. Y es aquí cuando nos desesperamos, perdemos la paciencia, nos airamos o entramos en un estado que yo considero una "tormenta existencial", dónde pareciera que toda nuestra vida es confusa e irremediable, dónde pensamos en bajar los brazos, desistir, y rendirnos ante las circunstancias. Estados de depresión y no de paz vienen, pensamientos negativos entran en la mente y queremos dejar de existir. Es aquí cuando "tocamos fondo", y nos acordamos de quién siempre estuvo allí. Quien no nos soltó de la mano en ningún momento, por mas terrible que haya sido la tormenta. ¡JESÚS SIEMPRE ESTUVO CONTIGO! y ante la adversidad, no pedimos su ayuda en el momento. Y es que como seres humanos, a veces nos acordamos a última hora de quién es nuestra ÚNICA salida... Pero misericordioso es nuestro Dios, que siendo desobedientes e infieles, él como buen pastor, va en rescate de aquella oveja que sufrió, que se sintió sola y desesperada y la trae a su rebaño, donde podrá tener el mejor bienestar, y es en los brazos del salvador, en los brazos de Cristo Jesús. Ahora, la esperanza llena nuestro ser, y las cosas que pasaron, ya pasaron. Miramos nuevamente el horizonte, descubrimos el camino y caminamos tranquilamente con el Salvador... 
Recuerda: Después de la tormenta SIEMPRE, viene la calma. Todo lo ocurrido en tu vida tiene propósito y a veces es necesario pasar tiempos malos, para que al final podamos confiar en Dios y estar en sus caminos. Aún estas a tiempo, ¡NUNCA ES TARDE PARA VOLVER A EMPEZAR! 

"Porque El inflige dolor, pero da alivio; El hiere, pero sus manos también sanan" (Job 5:18).