miércoles, 1 de febrero de 2023

EL MEJOR ABRAZO QUE PUEDES RECIBIR

“Entonces regresó a la casa de su padre, y cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio llegar. Lleno de amor y de compasión, corrió hacia su hijo, lo abrazó y lo besó” (Lucas 15:20 NTV).

¿Te gustan los abrazos? Creo que la gran mayoría de las personas les gusta sentirse querido y una demostración de ello son los abrazos. La psicoterapeuta familiar Virginia Satir afirmó: “Necesitamos 4 abrazos al día para sobrevivir, 8 abrazos para mantenernos y 12 abrazos para crecer”. ¡Cuán importante es que reflejemos el amor a nuestros cercanos de esta manera!

En cierta ocasión cuando mi hijo tenía a penas 2 meses de vida, tuve que quedarme sólo con él por un tiempo, mientras mi esposa llevaba a la peluquería a Almendra, nuestra mascota. Antes de quedarme sólo con Gabriel, nos aseguramos de que tomara su leche, que no tuviera ninguna necesidad para que todo estuviera tranquilo. Pero no fue así, a los pocos minutos el comienza a llorar mucho, y empiezo a preocuparme ya que había estado con cólicos esa semana. Inmediatamente comienzo a cantarle y a mecerlo como lo hacía siempre pero no se calmaba. Le tomo la temperatura para ver si tiene fiebre, o si tiene frío o calor, pero todo estaba bien. No me explicaba que le pasaba, ya que sus llantos eran descontrolados y desconsolados, y hace muy poco tiempo había tomado su leche, o sea que hambre no tenía. Entonces decido tomar el auto e ir a la peluquería donde estaba mi esposa. Y lo sorprendente de todo es que a pesar de que Gabriel no paraba de llorar, apenas vio a su madre su llanto terminó. Al sentir su abrazo, su amor incondicional se sintió tranquilo y confiado. Ese amor de madre era lo único que necesitaba para calmar todo su sufrimiento.

Por increíble que parezca a nosotros nos pasa igual con Dios. Nos podemos alejar de sus caminos, de sus propósitos, pero nuestro padre celestial siempre estará dispuesto a recibirnos con los brazos abiertos. Puede que hoy no sientas un propósito a tu vida, estás cansado de la rutina, o vez todo oscuro a tu alrededor, y quizá te sientas reflejado como un bebé que llora desconsoladamente, pero yo te digo en mi experiencia que muchas veces lo único que necesitamos o lo único que nos hace falta es sentir el abrazo de nuestro Padre celestial. Es reconciliarnos con Él. Un abrazo de amor y de perdón infinitos. Sólo ese abrazo te hará sentir pleno y seguro. ¿Deseas que Dios te abrace hoy? Estás a sólo una oración de recibirlo. Amén y que Dios te bendiga.