jueves, 21 de junio de 2012

La edad media y la reforma: el caso de los valdenses y los anabaptistas


A continuación estudiaremos 2 grupos que aspiran a un retorno al modelo neotestamentario: los valdenses, de la baja Edad Media, y los anabaptistas, del siglo XVI. Su experiencia puede enseñarnos lecciones útiles, y ser una inspiración para la Iglesia Adventista contemporánea, que también desea imitar el ejemplo neotestamentario y ser fiel a los mandatos de nuestro Señor.

Los valdenses: el movimiento valdense remota sus orígenes  a Valdo, un mercader pudiente de la ciudad de Lyon, Francia, que a mediados del siglo XIII, luego de una vida holgada sin mayor preocupación por las cosas espirituales, experimenta una conversión profunda. Al conocer el mensaje del evangelio, lo impacta el llamado de Cristo a renunciar a los bienes materiales, para seguirlo de todo corazón.
Valdo despierta la oposición del obispo local, ya que no se acostumbraba vivir voluntariamente en la pobreza, a menos que se hubiesen hecho votos monásticos. Sentía la necesidad de obedecer a Cristo compartiendo el evangelio mediante su lectura pública y su explicación de casa en casa. Impresionaba a las personas el oír las palabras de Jesús leídas en su propio idioma.
Aunque no tenía un afán cismático, el movimiento afirma explícitamente la autoridad soberana de las Sagradas Escrituras y el deber y el derecho de apelar, de la autoridad eclesiástica, a la palabra de Dios, como única regla de fe. De allí nace su convicción de que si principal deber es difundir esa Palabra, por medio de la lectura y la predicación.  El principio fundamental es, entonces, el apostólico: “Obedecer a Dios antes que a los hombres”.
Incluso frente a la opresión y la persecución, los seguidores de Pedro Valdo mantuvieron su compromiso con la autoridad de las Santas Escrituras y la proclamación del mensaje del evangelio.

Los anabaptistas: estuvo constituido por la Primera Iglesia de los Hermanos Suizos. Por primera vez en siglos, un grupo de cristianos se atreve a formar una iglesia según el modelo del Nuevo Testamento. Creían que, a fin de formar parte de esta, era necesaria una entrega personal a Cristo y un deseo voluntario de formar parte de su iglesia.
Viven su fe según su conciencia, en una época de excesiva violencia religiosa, sin amedrentarse. No es un movimiento homogéneo, pero se caracteriza por creer que las escrituras eran la fuente autoritativa de toda fe y práctica, para el cristiano.
Practicaban el bautismo de creyentes adultos. Su oposición al bautismo infantil, por ser esta una practica no bíblica, ocasionó que se les diera el sobrenombre de anabaptistas, o “rebautizadores”.
Su mensaje recalcaba la necesidad del arrepentimiento y de la fe, basados en la autoridad de las Escrituras.
Acentuaban la importancia de vivir el amor por los hermanos dentro de la comunidad. El resultado de este trabajo misionero fue muy exitoso: en las pequeñas aldeas suizas alemanas y del sur de Alemania hubo gran número de conversos.
No dudaban de poner en riesgo su vida a fin de dar a conocer el mensaje del evangelio. Si eran expulsados de una localidad, iban a otra. Si era apresados, enfrentaban el maltrato con valor y amor hacia sus enemigos.
El valdensismo enfatizó el renunciamiento a los bienes materiales y la predicación de la Palabra, llevada a cabo no por algunos cristianos selectos, sino por todos los discípulos de Cristo. El anabaptismo recalcó la formación de comunidades de cristianos comprometidos, el discipulado y la proclamación de la Palabra de Dios.
Aunque las circunstancias eran adversas, estos grupos permanecieron en el amor y la fidelidad a Cristo, lo cuál debiéramos admirar en este tiempo, para también aprender de ellos y aplicarlo en  nuestros grupos pequeños.

Apreciación:
 El capitulo nos muestra bíblicamente como se sustenta el concepto de “grupo pequeño” en la biblia y por otro lado como podemos aprender de grupos de cristianos fieles al Señor y como eso lo podemos aplicar en los grupos pequeños.
Los grupos pequeños fueron importantes para que el cristianismo pudiera avanzar y tener grandes resultados como el derramamiento del Espíritu Santo. Cuando los primeros cristianos partían el pan, oraban, estudiaban las escrituras en las casas de los creyentes, su fe aumentaba y recibían de este poder divino. Así también ocurrió en la edad media. Así también ocurre hoy en día en nuestra iglesia y ocurrirá con mayor fuerza a mediada que las profecías escatológicas se vayan cumpliendo.  Para mi es de suma importancia que la iglesia de hoy se reúna en grupos pequeños, ya que proporciona un sinfín de beneficios de los cuales yo quiero resaltar solo dos: (1) los grupos pequeños ayudan como refugio espiritual y social, ya que se forman lazos afectivos y llega a ser como una familia, lo cual (2) provoca unión de pensamiento y propósito en cuanto a los deberes que tenemos como cristianos, que es cumplir la misión así como lo hicieron los cristianos de la iglesia primitiva y en la edad media, los cuáles nos dieron un ejemplo que sin duda es admirable ver y que podemos imitar, ya que ellos,  a pesar de las dificultades, y cuando quizás pensaban que todo estaba en su contra, lo imprescindible fue que entendieron lo que debían hacer; ser fieles hasta el fin, cumpliendo con la voluntad de Dios aunque eso les costara la vida.


sábado, 16 de junio de 2012

Manual de Iglesia Adventista 2010 - PDF


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Iglesia Adventista del Séptimo Día.
Manual de Iglesia
18° Revisión
EDICIÓN 2010

Asociación Casa Editora Sudamericana
Av. San Martín 4555, B1604CDG Florida Oeste
Buenos Aires, República Argentina

Título original: Seventh-day Adventist Church Manual, Asociación de la
IASD, Silver Spring, Maryland, EE.UU. de N.A., 2010
Dirección: Marcos Blanco
Traducción: Roberto Gullón
Diseño del Interior: Judith Kaiser de Romero
Ilustración de la tapa: DSA

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Los Envié al Mundo

Estamos viviendo en una época donde los laicos de nuestras congregaciones están cada vez más ociosos en cuanto al trabajo que debieran hacer. Existe una necesidad de cambio y poder difundir cual es el verdadero trabajo de los miembros de iglesia para que de esta forma puedan cumplir a cabalidad con lo que Dios nos manda que hagamos.
La gran comisión (Mt. 28:19-20) no puede ser llevada solamente por ministros o pastores de las iglesias. Este comisión fue designada a todo seguidor de Cristo que quiere servirle como Dios y redentor. La obra que realiza el laicado con los ministros debiera ser equivalente. Muchas veces esto se distorsiona, ya que los miembros están acostumbrados a asistir a la iglesia, sentarse y escuchar lo que dice el pastor.
El vocablo “laico” tiene amplios significados que contrastan el uno del otro:
1.      Referido al empleo de la persona fuera de la iglesia en ocupaciones seculares que demandan la mayor parte de su tiempo.
2.      Referido al empleo de la persona dentro de la iglesia. Se diferencia al laicado del pastor. El laicado son las personas que sirven a Dios voluntariamente por lo que no reciben sueldo. En cambio el pastor sirve a Dios de tiempo completo y es remunerado.
3.      En la Biblia, la expresión ho laos (el laicado) indica la diferencia entre los sacerdotes y los dirigentes del pueblo judío.
4.      Hengrik Kraemer nos dice que la palabra “laico” viene del vocablo griego antiguo laikos, cuyo significado original es: que pertenece a laos. Es decir al pueblo elegido de Dios. Entonces laos significa “el pueblo de Dios”, y podemos decir que los miembros de iglesia como los ministros serian laicos.
El espíritu de profecía es claro al declarar: “Tampoco recae únicamente sobre el pastor ordenado la responsabilidad de salir a realizar la comisión evangélica. Todo el que ha recibido a Cristo está llamado a trabajar por la salvación de sus prójimo”.[1] Es la obligación de todos, tanto laicos como ministros el cumplir con la gran comisión que Jesús nos encomendó, que es la predicación del evangelio a todo el mundo.
El nuevo testamento nos dice que todos los cristianos debemos ser ministros. Jesús nunca dirigió sus palabras a un grupo selecto de personas, por lo tanto lo que dicen los evangelios acerca de la misión, es para que sea cumplida por todos lo que dicen ser cristianos o seguidores de Cristo. En una iglesia numerosa, Dios no ha llamado solo al pastor para el ministerio. Dios ha llamado a cada miembro de esa iglesia para que puedan ser testigos de Cristo, cada cual con su ministerio personal apoyando la obra del pastor.
Muchas veces vemos al pastor peleando la dura batalla y a los hermanos suplicando por su obra. Se nota claramente que los miembros pasan desapercibidos por la iglesia, contribuyen de una forma silenciosa y se sienten independientes de la iglesia, no están comprometidos con la obra de Dios. También algunos ministros obtienen satisfacción de su autoridad religiosa dentro de la congregación y abandona el testimonio cristiano y la movilización de la iglesia. Pero Dios quiere que toda persona, sea cual sea el cargo que tenga, pueda ser testigo fiel y verdadero de Él, que pueda glorificar a su padre en todo, en cualquier cosa u ocupación que haga. Cristo quiere trabajar en las personas y que sean canales de bendición para otras.
Muchas veces encontramos clasificaciones de las personas según si dedicación y consagración. En primer lugar está el misionero que trabaja en el extranjero, luego el pastor, le sigue el obrero religioso, y al final se encuentra el humilde laico que se pregunta si realmente merece una posición. El laico se ha visto como un cristiano fracasado que solo ayuda a pagar las cuentas del pastor y llenar los asientos en la iglesia.
Encontramos al laicado como espectadores silenciosos como quien mira la televisión, sin hacer nada realmente productivo, mientras que por otro lado está el pastor como el que habla y actúa. Jesús cuando dijo que debemos predicar el evangelio a todo el mundo, no se refería a un grupo de pastores y ministros, sino a sus discípulos, esto quiere decir que va dirigido a todos los discípulos de Jesús de todos los tiempos.
Es necesario saber y proclamar las funciones de los miembros de iglesia para que puedan tomar el peso a la misión que nos encomendó Jesús. Si los miembros de iglesia junto a los pastores trabajaran por Cristo cumpliendo la misión, Cristo vendría prontamente en las nueves de los cielos. Es necesario que todos podamos contribuir, porque somos llamados ministros de Dios con una tarea específica en este mundo. No importa cuál sea el trabajo; para Dios todos somos ministros suyos y es nuestro deber y responsabilidad cumplir con esta gran tarea de redimir a otros a través de Jesús.
[1] Elena G. de White. Los Hechos de Los Apóstoles, p. 90.


El Cristo compasivo


Cuenta la historia de un general que resaltó por su reputación y coraje en la Segunda Guerra Mundial, y también por la actitud que tenía frente a sus soldados. Se mezclaba en tropas para alentar y darles ánimo. En una ocasión el general avanza dónde un soldado que parecía estar desalentado y abatido. El soldado se encontraba muy nervioso, y al ver esto, el general le dice que se siente igual y que formen una dupla y que caminen un rato para que les haga bien a ambos.
En ésta breve historia podemos ver lo que significa demostrar simpatía por nuestro prójimo. El general escuchó empáticamente, reveló sus sentimientos, y lo ayudó, caminando junto a él, pero sin sentir pena, si no para apoyarse mutuamente.
Mucha gente tiene un mal concepto de lo que es la simpatía, piensan que es sentir pena por alguien, tener un aire de superioridad o simplemente acomodarse por bondad al gusto y voluntad de alguien. Es por esto que con frecuencia se aplica este concepto como algo negativo.
Jesús, mostro simpatía y consolación con las personas que sufrían, y no retrocedió frente al sufrimiento, visitaba a los enfermos, sanaba al discapacitado, su corazón se conmovía al ver tanto sufrimiento.
Es necesario “ponerse en los zapatos del otro” para comprender sus sentimientos o por lo que le está pasando. Compasión significa “sufrir con” o “sufrir juntos”, significa entonces compartir el sufrimiento con los involucrados y estar dispuestos a ayudarlos de alguna forma para que salgan de su problema o dificultad.
La palabra compasión estaba muy relacionada con el ministerio de Jesús, sintió compasión por personas que pasaban por momentos angustiantes y de sufrimiento, un claro ejemplo es la de la viuda de Naín (Luc. 7:13). El ministerio de Cristo no fue simplemente de la mente, si no que también del corazón. Al final murió en la cruz con el corazón quebrantado.
La Biblia asocia la palabra consuelo con Jesús y el Espíritu Santo (1 Juan 2:1; Juan 14:16). Ambos son consoladores según el significado de la palabra griega parákletos, que deriva de pará, “junto” y Kletos, “alguien llamado”.
Paracleto es alguien que se acerca a nosotros y nos acompaña. Así también Jesús a través del Espíritu Santo está con nosotros y permanece en nosotros, promete en su palabra nunca dejarnos y desampararnos, está dispuesto a darnos ánimo y consolarnos en momentos difíciles, él es nuestro gran consolador  y el único que nos puede dar la paz que nuestra vida necesita.
El trabajo de Cristo en la tierra estuvo compuesto por entrevistas personales. El daba un trato especial con cada alma. Muchas veces nosotros nos sentimos incómodos al relacionarnos con las personas de una forma individual para que nuestra verdadera identidad no sea mostrada. Pero Jesús quiere que tengamos una relación cercana con la gente,  así como él la tuvo en la tierra. Elena de White nos dice que el mayor de los trabajos misioneros es mediante un trabajo personal con las personas, al visitar a la gente, conversar, orar y simpatizar con ella, ganaremos corazones.
Jesús, nuestro único modelo a imitar, en cuanto a la compasión, empatía y simpatía que demostró en su ministerio. La clave para lograr estas cualidades está en pasar tiempo en comunión con Jesús, la única fuente que puede dar vida, esperanza y solución a los problemas de la vida de cualquier persona que está dolida o en sufrimiento.
                                                                        

Solamente el método de Cristo


Muchas veces nuestra evangelización no logra los objetivos deseados ya que dependemos mucho de técnicas y estrategias. La clave está en mirar a Jesús como nuestro único modelo a seguir, y El nos capacitará para poder llegar a otros. Veremos cuál es el plan de Cristo, el único plan que nos da el éxito asegurado.
Elena de White describe los pasos del método de Cristo con la siguiente cita:
“Sólo el método de Cristo será el que dará éxito para llegar a la gente. El salvador trataba con los hombres como quien deseaba hacerles bien. Les mostraba simpatía, atendía sus necesidades y se ganaba su confianza. Entonces les decía: seguidme”. (MC, p, 102.)

Vemos entonces que el método que Cristo ocupaba era sencillo, primeramente suplía las necesidades de la gente, las hacía sentir bien, y luego que ganaba su confianza les decía que lo siguieran. Muchas veces más que centrarnos en la personas, nos fijamos en las estrategias para llegar a éstas, lo cual no da muy buenos resultados.
“Somos tardos en comprender cuán necesario es entender las enseñanzas de Cristo y sus métodos de trabajo”. (CM, p,377)
El  plan de Cristo estaba enfocado principalmente en la gente. Cristo ocupó su tiempo en elegir personas y capacitarlas para que lleguen a las multitudes. Los discípulos fueron apuntados como “hombres sin letras” pero los mismos que los criticaban reconocías que ellos habían estado con Jesús. Los discípulos al pasar tanto tiempo con su maestro, interiorizaron la testificación en sus vidas. Los discípulos fueron testigos de cómo Jesús llegaba a la gente de una forma tan natural que atraía a multitudes.
Cualquier verdadero esfuerzo para lograr una testificación exitosa debe estar basada en Cristo.  La posibilidad de éxito está en dejar nuestro yo, y dejar que Cristo lidere continuamente en nuestra vida, esto se logra cuando caminamos y trabajamos con él.  Desde la niñez estamos condicionados a temerle al fracaso por lo que buscamos a toda costa lograr el éxito. Muchas veces ni intentamos hacer algunas cosas porque tenemos una mentalidad de fracaso, pensamos lo siguiente: “como siempre me salen mal las cosas, para que lo voy a intentar si de todas formas será un fracaso”. Es triste pensar en las grandes cosas que hubiéramos hecho si tan solo lo hubiésemos intentado. Esta actitud se revela en nuestra testificación también. Muchas veces limitamos a Dios, y desconfiamos de su poder, pensando que no alcanzaremos el objetivo.
McDill menciona 3 categorías de temores a las que todos los que testificamos debemos hacer frente: miedo a la insuficiencia, miedo al rechazo y miedo al fracaso.
Seguidamente, este autor comenta los remedios espirituales prácticos que el Apóstol Pablo da en 2da de Timoteo 1:7: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” concluye diciendo que Dios con su poder eliminara el temor e insuficiencia, el don de amor eliminará el miedo al rechazo y el don del dominio propio quitará el miedo al fracaso.
Debemos seguir el ejemplo que nos dejó Jesús, nuestro gran maestro, no pensar de una forma negativa o fracasada antes de ver los resultados. Necesitamos confiar en que Dios nos dará el éxito a pesar de las dificultades que se puedan presentar. Los discípulos siguieron el ejemplo de su maestro, teniendo maravillosos triunfos, así como los discípulos pudieron manifestar a Jesús en sus vidas, nosotros también en este siglo lo podemos hacer. La clave está en seguir el ejemplo de Cristo, “acompañada del poder de persuasión, del poder de la oración, del poder del amor de Dios, esta obra no puede fracasar” (MC, p. 102.) 
                                                                          (Resumen Cap. 3, libro "El método de Cristo para testificar").

"Salados" por Cristo


Existen muchos sentimientos negativos como la frustración y resignación, problemas graves como el delito, la violencia, las drogas, etc. que afectan cada vez más a nuestra sociedad.
Había un hermano de Iglesia que solía comprometerse a dar muchos estudios bíblicos, pero este hermano estaba invadido de muchos problemas personales, a tal punto que ya no le quedaba tiempo para su comunión con Dios a través de las escrituras. Sentía la gran necesidad del amor de Cristo, su sabiduría y poder de testificación. La solución real a problemas como éstos se encuentran única y exclusivamente en Jesús.
Tenemos entonces un mundo lleno de problemas. Cristo afirmó lo siguiente: “Ustedes son la sal de la tierra” (Mat. 5:13). El ejemplo que dio Jesús implica que este mundo lleno de problemas necesita urgentemente personas “saladas” que impacten el mundo y lo transformen para Cristo.
Si no usamos nuestra vida al servicio de Cristo no estamos siendo “salados”, no tenemos sabor  y no hay ninguna otra manera de lograrlo. Se calcula que la sal se emplea en 14.000 usos diferentes. Ahora, el capitulo hace la siguiente pregunta: ¿Qué beneficios prestan los cristianos “salados” a la sociedad?, está pregunta se desarrollará en las siguientes líneas.
1ro: La sal produce sed. Cuando se ingieren muchos alimentos con sal el cuerpo naturalmente pide sed de agua. Y es así también que nosotros como cristianos deberíamos producir lo mismo en las personas, que sean personas sedientas del agua de Vida. Si realmente tomáramos de esa agua de Vida, seriamos ricas fuentes que vida, y las personas se sentirían atraídas hacia nosotros, porque Dios ya trabajó suplió nuestra necesidad de Él.
2do: La sal realza el sabor de los alimentos. Así también los jóvenes intentan de “sazonar su vida” con emociones de nuestro mundo que son pasajeras, pero sólo consiguen un mal gusto en su boca. El verdadero sabor de la sal, produciría en las personas, la vitalidad, el placer, la esperanza, y la alegría de Cristo que nosotros como cristianos debemos transmitir a nuestro entorno social.
"La sal puede transformar algo tan amargo como las aceitunas verdes en un alimento con  buen sabor. Este es precisamente el impacto transformador que Jesús quiere que produzcamos en nuestro mundo. Como la sal de la tierra, transformemos un mundo amargo en un mundo mejor”. 
3ro: La sal derrite el hielo: Este mundo muchas veces es frio, insensible e indiferente, pero cuando mostramos un verdadero amor y consideración hacia los demás, las personas son sorprendidas agradablemente. Cristo es una persona efusiva, que da calor, entonces cuando nos encontramos con un cristiano “frio” podemos sentir la ausencia de Cristo en el corazón de la hermandad.
4to: La sal lleva curación: En el tiempo de Jesús la sal se ocupaba para curaciones e infecciones. Hoy en día es otra la realidad; no apreciamos su importante valor. Las personas están heridas y golpeadas por las luchas que a diario tienen que enfrentar. Una lucha constante contra la desconfianza, la depresión, la desesperación, la insensibilidad y la traición sucumbe a la gente rompiendo sueños y desvanece la esperanza. Es por esto que nuestra tarea es llegar a todas estas personas y presentarle el amor de Cristo que puede curar cualquier problema o enfermedad.
A través de nuestra testificación, mucha gente puede conocer a Jesús;  el dador de vida, quien le da esperanza al caído, quien conmueve hasta el corazón más duro e insensible, nuestro Señor Jesucristo quiere que seamos la sal que este mundo necesita, y que la  inundemos con su amor para transformar este mundo caído y se vuelva “salado por Cristo”.
(Resumen Cap. 2, libro "El método de Cristo para testificar").

Las sinagogas: una gran inspiración para los grupos pequeños del tiempo del fin.

Cuando el templo de Jerusalén fue destruido, en el año 70 d.C., a manos de los romanos, lo que permitió a la comunidad judía seguir adelante y sobrevivir fueron las sinagogas. Como adventistas, sabemos que llegará un momento, previo al regreso de Jesús, en que ya no se podrá predicar abiertamente en las iglesias, y entonces, lo que dará fuerzas a los miembros para seguir adelante en su fe y apoyarse mutuamente serán los grupos pequeños, establecidos en los hogares o en lugares públicos.

1. Origen de la sinagoga: se cree que las sinagogas surgieron durante el exilio babilónico. Cuando el templo fue destruido por Tito, en el año 70, había entre 480 y 394 sinagogas en Jerusalén. Después del año 70 la sinagoga en la Palestina Romana continuó funcionando como un centro comunitario por excelencia; pero se agregó un segundo hecho distintivo: el rápido desarrollo de la oración litúrgica y un gran desarrollo de la oración comunitario.
2. Propósito y función de la sinagoga: la sinagoga es el lugar de la Torah, que debe ser leída y enseñada. Otro aspecto fundamental en la sinagoga era la enseñanza, a los miembros, de la manera en que la ley se aplicaba en la vida práctica cotidiana. Para los autores judíos, la característica distintiva de la adoración en la sinagoga no fue en primer término la recitación de oraciones, himnos o salmos, sino para la recitación pública y la explicación de las Sagradas Escrituras.
La lectura de la ley (Torah, Pentateuco) iba precedida y seguida por bendiciones breves. A la lectura de la ley seguía una sección de los profetas, la llamada Haftarah.
La tradición judía utilizaba los términos más especiales para exaltar la institución de la predicación. Sostenía que glorificaba a Dios y devolvía a los hombres a Dios o los acercaba a él, o que apagaba la sed del alma.
Reflexión en relación a los grupos pequeños
-          La sinagoga estaba dedicaba al estudio de la Torah y de los mandamientos
-          El Amora o Methurgeman, que debía traducir a un lenguaje entendible el tema de la predicación.
-          La existencia de un leccionario, o programa de temas por seguir
-          Enseñanzas con elementos prácticos, a fin de vivenciar las enseñanzas leídas y comentadas
-          Es importante tener partes especiales y varios elementos en la adoración.
3. La sinagoga como un lugar de oración: era el lugar establecido en que la gente debía orar y en el cual se prometía una respuesta. El hombre que tenía una sinagoga en su pueblo y no oraba en ella era llamado un mal vecino.
4. La sinagoga como escuela: las sinagogas eran principalmente, lugares de enseñanza y de aprendizaje. O servían como escuelas o contenían aulas donde los niños podían recibir instrucción, además de la que les brindaran sus padres. También los rabinos estudiaban en las sinagogas.
Es un gran desafío que nuestros grupos pequeños desarrollen una estructura que les permita ser, también un lugar de crecimiento efectivo para los hijos de sus participantes, y también para otros niños que pudieran asistir.
5. La relación entre el Templo y la sinagoga: existían sinagogas en las inmediaciones del Templo. Sin embargo, después de la caída de Jerusalén, la sinagoga remplazó al Templo. 
6. La sinagoga como casa de consejo y lugar de asamblea: las sinagogas sirvieron como lugares de asamblea para discusiones munales, y de reuniones  para dirimir asuntos públicos, para hacer anuncios, solemnizar juramentos, administrar castigos y ejecutar manmisiones.
7. La sinagoga como hospicio y lugar de acogida: eran hospedajes para alojar a los judíos visitantes, especialmente en Jerusalén durante las grandes fiestas.
8.  Fundación y sostenimiento de la sinagoga: el fundar y sostener una sinagoga era tarea de la congregación. Los nombres de los donantes se inscriben en las porciones que ellos han patrocinado. 
9. Los accesorios de la sinagoga: todas las sinagogas necesitaban rollos con la Biblia hebrea. Por ser sagrada, la escritura debía se rescatada si existía un peligro amenazante, y debía ser escondida cuando ya no se pudiese usar.
10. El liderazgo de la sinagoga: la sinagoga era una institución laica y estaba principalmente liderada por los fariseos, aunque los sacerdotes también tomaban lugar de vez en cuando. 
11. Cuando la iglesia era una sinagoga o un grupo pequeño: el ministerio que dio el éxito a la iglesia primitiva fue el ministerio por medio de los grupos pequeños. El trabajo misionero fue mayormente realizado en casas y en grupos pequeños. La obra comenzó en Jerusalén en grupos pequeños. La obra del tiempo del fin terminará también con grupos pequeños.

La sinagoga fue una gran inspiración para los grupos pequeños ya que allí era en donde se oraba, se impartía la palabra de Dios, se acogía, etc. Lo que en unos años mas tarde la iglesia primitiva impuso a través de los grupos pequeños, donde en el libro de hechos se menciona que las personas estaban unánimes, oraban juntos, confraternizaban, comían juntos, aprendían y estudiaban la biblia. De esta forma comenzó el cristianismo a expandirse por todo el mundo rápidamente. De ésta misma forma estará la iglesia en el tiempo del fin, cuando no podamos reunirnos en nuestras “sinagogas”, sino como los discípulos en pequeños grupos.

(Resumen Cap. 2 libro,"Grupos Pequeños, Profundizando la caminata").

Principios teológicos para los grupos pequeños: una mirada sobre el Antiguo Testamento.


1. Una teología relacional: la dimensión de la creación se revela de forma emblemática en Génesis 1:26 al 28. Dios creó la dualidad hombre/mujer a su imagen y a su semejanza para representar al Creador frente al orden creado y ejercer “dominio” sobre las demás criaturas. Cabe destacar que solo el ser humano fue creado a imagen de Dios.
La imagen de la Deidad en el ser humano provee la base para desarrollar relaciones saludables, y caracterizadas por la solidaridad, la confianza y el amor.
Dios creo al hombre y de él saco una costilla y creó a su compañera, la mujer. Dios nos creó para que pudiéramos relacionarnos con gente y procrear la tierra (cap. 2 de Génesis).
Dios no solamente creo al ser humano, sino también compartió con él la prerrogativa de traer a otros seres a la existencia, y así modelar el sentido de afinidad y de hermandad de los seres humanos entre si.
El modelo relacional de la creación refleja al propio ser de Dios, tal como es posible inferir a partir de algunos textos del Antiguo Testamento.
Génesis 1, tenemos la palabra “Dios”, que es el sustantivo plural hebreo Elohim, un termino para referirse a YHWH, el Dios Creador de los hebreos. La pluralidad de personas la vemos también en Gén. 1:26; “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza…”. O Gén. 11:7, “ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero”.
Y así otros textos (Isa. 6:8, etc.)
No quedan dudas de que el Dios revelado en el Antiguo Testamento posee una dimensión ontológica comunitaria, y que se articula, actúa y revela en una comunión de personas divinas. Por eso, al crear a la humanidad a su imagen, Dios instaló, en la criatura, la dimensión relacional; lo que permite explicar la necesidad humana de una vida en comunidad.
Otro aspecto de la dimensión relacional de la teología del Antiguo Testamento es el concepto de “alianza”, como ocurrió con Noé y Abraham, dónde Dios estableció una relación especial. A través del profeta Jeremías Dios estableció una “nueva alianza” (Jer. 31).
Los grupos pequeños, con su énfasis en el aspecto relacional, actúan dentro del paradigma relacional de la creación. Los grupos pequeños son un importante instrumento para los propósitos relacionales de Dios hacia los seres humanos.
2.  Una teología sapiensal: al en Antiguo Testamento, dos grupos básicos son instados a enseñar la palabra de Dios que son: la familia y el sacerdocio (Deut. 6:6, 7, Mal. 2:7).
Las escrituras conciben el conocimiento como algo que debe ser valorado, buscado y adquirido. Los sabios apelan: “Inclina tu oído y oye las palabras de los sabios; y aplica tu corazón a mi sabiduría” (Prov. 22:17). “Recibid mi enseñanza, y no plata; y ciencia antes que el oro escogido” (Prov. 8:10).
El conocimiento es un atributo fundamental de la persona y la obra del Mesías (Isa. 11:2). El conocimiento es uno de los requisitos fundamentales de la nueva generación de dirigentes (Jer. 3:15). El “conocimiento del Señor” se constituyó en el objetivo de Dios para con el mundo, en los tiempos escatológicos (Isa. 33:6, 11:9, Hab. 2:14).
El concepto de recibir enseñanzas por parte de Dios aparece nuevamente en Isaías, para referirse a quienes son enseñados y guiados por Dios.
El elemento cognitivo, en su dimensión bíblica, la palabra de Dios, debe tener un lugar privilegiado en las actividades de os grupos pequeños, porque es la Palabra del Señor lo que fundamenta la existencia de los grupos pequeños sobre una base capaz de trascender las conveniencias, las convenciones y los modismos sociales.
El sello distintivo del grupo pequeño “es estar bajo instrucción, y su privilegio es la posesión del testimonio y de la ley”.
3. Una teología misional: los grupos son protagonistas importantes en el Antiguo Testamento. Se percibo que el grupo es el ámbito intermedio a través del cual Dios alcanza al individuo; así, aunque Dios también trate con el individuo de manera directa y vea a las personas como individuos distintos en el grupo él interactúa con el individuo en los términos de su relación con un grupo mayor, de la humanidad.
Se hace evidente, a partir del testimonio del Antiguo Testamento, que “Dios trata con las personas a través de grupos formados para que cumplan una misión. Se percibe, también, que hay un grupo que funciona como canal de salvación de Dios para los pueblos de la tierra.
Así como los grupos llamados por Dios en los tiempos del Antiguo Testamento, los grupos pequeños deben funcionar con la clara percepción de sus responsabilidades y de la misión que les fue confiada. Siendo así, esta misión incluye la tares de desarrollar un ambiente de relaciones saludables, en el cual las personas puedan profundizar en el conocimiento del Señor y traer a otros pecadores para que también disfruten del privilegio de este conocimiento, aceptando a Cristo como su salvador.

Comentario: Dios nos creó para que podamos ser seres que tuviéramos una relación con él y con nuestros semejantes. Esto es lo primero que vemos en los grupos pequeños. También es fundamental el estudio de la palabra ya que aparte de lo expresado en este resumen, creo que el conocimiento de la biblia nos une como grupo en el pensamiento divino, no importando la clase social, cultura, idioma, etc. La palabra de nuestro padre es una sola y como grupo pequeño nos vincula con nuestro creador al estudiarla, y así hacer su buena voluntad. Y por ultimo me gustaría mencionar que la misión es fundamental y se cumple cuando hacemos los primeros dos aspectos que vimos anteriormente. Es necesario estar conectado con Dios, con nuestros semejantes, con la palabra para poder tener “la película clara” con respecto a la misión, ya que cumpliendo estos requerimiento podremos cumplir fielmente y como corresponde la gran comisión (Mat. 28:19-20).


(Resumen Cap. 1 libro "Grupos Pequeños, Profundizando la caminata").